Es indudable que la web ha venido a revolucionar nuestras vidas como lo hiciera la máquina de vapor en el s.XVIII, la electricidad en el s.XIX o la energía nuclear en el s.XX; es decir, históricamente es un parteaguas y no se puede negar su influencia en casi todos los ámbitos de nuestra vida.
No obstante lo anterior, surge una pregunta interesantísima: Lo diseñado específicamente para la web ¿debe brincar al mundo físico?
IKEA, una tienda de muebles y accesorios, después de 50 años de utilizar la tipografía Futura en su catálogo impreso (una fuente offline), la sustituye por Verdana (una fuente online).
Lo que parece un acto sin trascendencia, encendió los ánimos de todo el gremio del diseño gráfico quienes argumentan que Futura, una de las tipografías más clásicas, diseñada en 1927 por un genio de la disciplina, Paul Renner, influenciada por la misma Bauhaus, está pensada específicamente para impresión.
Por el otro lado, Verdana, fue desarrollada en 1996 por Matthew Carter a encargo de Microsoft y fue diseñada con el objetivo específico de la lectura en pantallas de ordenador; es decir está pensada en pixeles, no en impreso.
Sobra decir que el glamour que envuelve la historia de Futura no es comparable a la comercial Verdana y que, más allá de eso, la esencia de la funcionalidad de cada una, es completamente distinta.
La osadía le ha acarreado a IKEA una lluvia de críticas inesperada, proveniente tanto de medios impresos como online; incluso hay un grupo en Facebook con el lema Stop Ikea going Verdana. La marca, sin embargo, dice que sin pensar en vender vía online, sus catálogos estarán diseñados ahora con esta tipografía.
La pregunta aquí es ¿La web es un reflejo del mundo o es el mundo el que comienza a reflejar la web? El debate se ha abierto.