Ten el valor de estropear tu diseño

Una de mis grandes satisfacciones en la vida ha sido, sin duda, dar clases a nivel universitario. Por desgracia la carga de trabajo actualmente no me lo permite y trato de compensar un poco atendiendo invitaciones a impartir conferencias pero el contacto diario con estudiantes es una de las cosas que más extraño y valoro. Dicho esto me permitiré explicar parte de mi filosofía al dar clases: Ten el valor de estropearlo.

Dando clases de diseño y tras haberles solicitado a los alumnos cierto proyecto, en muchas ocasiones llegaban con cinco o seis miserables bocetos… y no estoy siendo peyorativo, pero para sacar un buen trabajo, no podemos darnos el lujo de tener seis bocetos; es necesario contar con mucho más labor para explorar alternativas, filtrarlas y entonces sí, proceder a afinar aspectos muy específicos. De modo que cuando llegaban con sus seis hojitas y me preguntaban

-Oye Luis ¿Cómo ves? ¿Qué les hace falta?
A lo que yo respondía —Nada… no les hace falta nada.
-Entonces ¿cuál escoges?
-Ninguno.
-¿No dijiste que no les hacía falta nada?
-Sí… lo que te hace falta es trabajar más alternativas. Éstas olvídalas. Necesito otras cuarenta.

Claro que me gané la molestia de muchos pero también el buen de trabajo de otros, que comprendían que el diseño que realmente vale la pena no puede devenir de mis cinco simples primeras ideas. [tti link=» Twittea esta frase»]El diseño que realmente vale la pena no puede devenir de las cinco simples primeras ideas.[/tti]

Ahora, una vez que habían logrado algo interesante, muchas veces los retaba a llevarlo al extremo. Allí comenzaba el diseño. Experimenta con texturas, invierte la tipografía, cambia la dirección de la composición, genera contraste, rebasa los gráficos, en fin, rompe paradigmas en el diseño; piérdele el miedo a experimentar. Ten el valor de estropearlo.

En la vida real es muy difícil o prácticamente imposible que podamos hacer esto. La escuela es el lugar para intentarlo. La universidad es el sitio donde podemos formarnos una metodología de trabajo valiente, distinta, experimental, que una vez afuera nos va a otorgar una ventaja diferencial sobre el resto de los diseñadores.

Lo peor que te puede decir un maestro es: «vamos a hacer un trabajo como en el mundo real.» ¡Joder! La universidad no es el mundo real, debiera ser un laboratorio de pruebas. Ya vivirá mucho tiempo el alumno en el mundo real lidiando con clientes necios como para que desde ahora limite su creatividad. No estoy diciendo que no debe aprender la técnica o los fundamentos del diseño; eso debe dominarse tanto o mejor que en el mundo real, incluso conocer las tendencias; sin embargo, a nivel creativo, hay que incitarlo a volverse loco, a retar límites, a entender el funcionamiento verdadero del diseño… y eso no lo va a lograr con sugerencias estúpidas como: los folios en el diseño editorial deben ir en el borde externo de las páginas y preferentemente cargados a la zona inferior… Bullshit!

No me imagino a David Carson, Wolfgang Weingart o Neville Brody como una bola de medrosos al momento de arrojarse sobre el papel.

Sí, muchas veces el resultado será un bodrio pero eso no es lo importante. Lo trascendente es cuánto se aprendió en el proceso y cuánto puedes aplicar en el siguiente proyecto. Eso, ya no se obtiene en la «vida real».

Así que la próxima vez que algún profesor te trate de emocionar con un proyecto de la vida real, puedes decirle que se vaya… er… No, mejor no le digas nada; te puede ir bastante mal porque muchos diseñadores tenemos alma de diva, sin embargo haz más de seis bocetos, muchos más y después… Ten el valor de estropearlos. [tti link=» Twittea esta frase»]Ten el valor de estropear tu diseño.[/tti]

Aquí les dejo cuatro diseños de empaques de estudiantes con las bolas de echar a perder. Perdón por la expresión pero… es cierto. Y aquí hay otros treinta diseños más.