Cuando veo estas ideas, reafirmo que el diseño es aún una disciplina extremadamente joven que no se ha explotado en su totalidad.
Las ciudades tienden a generar identidades visuales propias cuando se candidatean para ser sede de juegos olímpicos o mundiales de fútbol, sin embargo rara vez lo hacen por querer tener una imagen propia.
El Ampelmí¤nnchen (en alemán: el pequeño hombre del semáforo) es el ícono que aparece en la típica señal para los peatones al cruzar la calle. El Ampelmann alemán fue diseñado en Berlín del este en 1961 y muestra a un peatón con sombrero en actitud de caminar para el «siga» y detenido con los brazos abiertos para el «alto». El diseño obedeció a la psicología de que los usuarios responden mejor a los signos amigables.
Lo que inició como una simple luz de semáforo, se ha convertido en un símbolo citadino de alta demanda con copyright, ya que actualmente forma parte de otros señalamientos teutones y se pueden adquirir souvenirs con su figura, como el destapador de la fotografía y una gran diversidad de juguetes y objetos utilitarios.
En el 2004 fue lanzada la Ampelweibchen, versión femenina del signo que ya puede ser vista en Dresden.
Dejando un poco de lado el fascinante concepto de diseño, el hecho se vuelve también tema de marketing, ya que origina ventas y por tanto entrada de divisas al país cuando el turismo nos visita. Es por ello que digo que el diseño y el marketing pueden estar avanzados en cuestiones de empresa, sin embargo en sectores gubernamentales que podrían generar mercadotecnia citadina, está apenas en pañales.
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Gracias Alex por las imágenes.