Maram Focus:
Saddam Hussein, el 26 de diciembre, fue sentenciado a muerte en la horca al ser encontrado culpable de crímenes contra la humanidad en la matanza de 148 chiitas. Hoy, viernes 29 en Bagdad, otrora la tierra mágica de las mil y una noches, se cumplió la sentencia.
Es verdad que la historia fustiga con razón la deleznable vileza y la crueldad ciega del ex dictador iraquí. Pero los asesinos de un asesino, no lo son menos. Para muchos es el final de una historia, pero la realidad es que sólo es el término de un capítulo y la apertura de otro en el libro del terror agigantado de los últimos años.
No es esto una defensa del terrible criminal, sino una condena a la pena capital en cualquiera de sus formas y disfraces.
Muerte, rencor, odio; nunca la libertad, la paz o la democracia fueron conseguidas por estos senderos; esta guerra como todas, no es por ideales, sino por intereses, no es por espíritu, sino por mezquindad. Esta noche ha quedado claro, el hombre es el azote del hombre, pues nosotros, aún nosotros, la raza humana, en el pináculo de nuestra soberbia evolución, no somos superiores al chacal o la hiena.