Kevin Roberts, autor de Lovemarks, asegura que vivimos en un mundo de marcas y que en una realidad así, ninguna marca está exenta de convertirse en un genérico.
¿Por qué? Porque si el cliente no encuentra verdaderas ventajas diferenciales en nuestros productos o servicios, da lo mismo el nombre o color que tengamos encima… somos un vil genérico.
Para romper con este paradigma es obvio que hay que inyectar valores agregados a lo que hacemos… pero una vez que lo hemos hecho y que tenemos el producto adecuado, hay que llamar la atención ¿Cómo hacerlo? se preguntan muchos… Personalmente soy un ferviente creyente de la retórica publicitaria y aquí hay otro gran ejemplo.
Se trata del portal IG en Brasil, enfocado a mujeres ¿Cómo destacarse? Con una campaña realizada con una figura llamada Antifrasis, que consiste designar personas o cosas con voces que signifiquen lo contrario de lo que se debiera decir… para dejarlo más claro, esta campaña ¿Alguien esperaba a estas mujeres?
Claro está que como dice Roberts, primero hay que llamar la atención del consumidor pero después hay que demostrarle que valió la pena ¿Tu marca cumple esas dos condiciones?
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