De acuerdo a ANSA, el final de la telenovela «La fea más bella«, transmitida por Televisa, se adjudicó 43 puntos de rating, contra 9.5 del programa especial de los Oscar, difundido por su rival, Televisión Azteca.
Hay dos puntos de vista para analizar esto: el del rating y el del fenómeno social.
Desde la perspectiva del rating es un triunfo absoluto y un fenómeno mercadológico de proporciones espléndidas.
Desde la óptica del fenómeno social no es triste, es deprimentemente patético. La telenovela mexicana, remake de la realización colombiana «Betty la fea», inició con una producción «aceptable» y un buen manejo de product placement. No obstante, la televisora, al observar que el rating subía como la espuma, en una decisión ambiciosamnete deplorable, alteró el guión para alargarla.
Si lo hubiera hecho con inteligencia, la acción hubiera sido aceptable, sin embargo el argumento se desvirtuó pasando de la comedia original a la sórdida estupidez. El product placement se hizo cínico, burdo e intolerable y la tonga de comerciales invadió el tiempo de la trama.
No obstante lo anterior, el final, por primera vez transmitido en domingo y de tres horas de duración (para competir con el programa musical y la entrega de los Oscar televisados por TV Azteca), tuvo un rating altísimo.
Alguna vez alguien dijo que el mejor regalo que se le podía dar a un pueblo era la educación de sus hijos… Bueno, ya sabemos por qué nos parece extraordinario (sic) que un puñado de emprendedores mexicanos lleguen nominados a los Oscar haciendo películas fuera de su país (aunque los vea un 9.5 de rating), mientras otros varios millones se soplan gustosos un programa de más de tres horas sin argumento, lógica ni calidad y lleno de mediocre publicidad.
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