¿En qué punto la publicidad cambia de inteligente a absurda?
Nos encontramos ante uno de esos casos en que la publicidad podría ser muy buena o muy estúpida.
¿Quién en verdad puede pensar que la cámara será tan delgada como una tarjeta de crédito?
La publicidad y los consumidores pueden aceptar las hipérboles mientras guarden un mínimo de plausibilidad, sin embargo, esta ejecución se bambolea entre la exageración y la ridiculez.