Cuando veo este tipo de campañas publicitarias no puedo evitar preguntarme ¿En qué rayos pensaba el creativo cuando hizo esta basura?, ¿En qué rayos pensaba la agencia cuando decidió presentarla a su cliente? y finalmente, ¿En qué rayos pensaba el cliente cuando la aceptó?
Se trata de una campaña alemana para Pepsi Max, el refresco dietético de Pepsi. En los diseños, la última caloría, al verse sola, comete suicidio: se corta las venas con una navaja, se ahorca, se vuela los sesos, se envenena, se amarra a una bomba y hasta se incendia con gasolina.
El resultado no se hizo esperar; las críticas le cayeron encima con el argumento de que el suicidio no es una situación de la cual uno deba reirse, tampoco de las personas que lo cometen. Además de ello, surge la pregunta ¿Por qué Pepsi, en un período de crisis y recesión mundiales hace esto? Habría que echar un ojo a la historia, que documenta muchos suicidios acaecidos por la crisis del 29 ¿Cómo se le ocurre a la marca jugar en estos momentos con ese tema? Equivale a ponerse lúdico con fuego.
No hay duda, la publicidad absurda existe… pero sus consecuencias con el consumidor, también.