La realidad tiene más imaginación que la ficción…. y es la razón del por qué debes ver Ready Player One si te dedicas al marketing.
En la temporada más reciente de House of cards contemplamos cómo, gracias a la ayuda de un programa de internet, la balanza inclinaba la elección presidencial hacia la reelección del maquiavélico Frank Underwood.
Muchos marketers nos preguntamos en silencio pero con el alma un poco horrorizada a qué distancia estábamos de eso. Bien. no tuvimos que esperar mucho. El escándalo de Cambridge Analytica nos ha dado la respuesta.
Las recientes fallas de privacidad, así como la álgida controversia por las noticias falsas han llevado a muchos a cuestionar la capacidad de Mark Zuckerberg… e incluso su ética profesional.
Veremos cuál es el desenlace de la historia.
Por qué debes ver Ready Player One si te dedicas al marketing
¿Por qué abrir una nota que habla de Ready Player One con el reciente escándalo de Facebook?
Porque es imposible ver la última cinta de Steven Spielberg, basada en la novela homónima de Ernest Cline, y no hacer ciertas conjeturas.
La película se ubica en 2045, el hastío y la desesperanza han invadido el mundo real, y por ende, para escapar de su crudeza, la gente se evade en una utopía visual llamas OASIS. Un videojuego de inmersión con realidad virtual donde prácticamente pueden escoger lo que quieran… literalmente. Desde el entorno a la actividad y hasta con quien socializar.
Lo interesante de este mundo virtual es que como usuario, uno puede ganar o perder mucho dinero dentro de la aplicación. Situación que no está muy alejada de la realidad de nuestros días, cuando vemos que la web colecta cada vez más inversión, impulsando el e-commerce a tasas de crecimiento exponenciales e incluso atestiguamos el génesis de innovaciones como las criptomonedas.
Regresando a la cinta, la trama comienza cuando el creador de OASIS fallece, y en su testamento ofrece su legado (incluyendo sus acciones de la empresa) a aquel que halle dentro del juego, tres llaves para heredar el imperio.
Sobra decir que literalmente, medio mundo comienza a jugar…
El guiño al pasado
Spielberg se destrampa y nos entrega una cinta pletórica de referencias a la cultura pop de décadas atrás… Michael Jackson, Volver al futuro, Duran Duran, El Resplandor, King Kong, los Gremlins, Hello Kitty, el Gigante de Hierro, Batman, Buckaroo Banzai, Jurassic Park, Street Fighter, Superman, Gears of War, Mechagodzilla, Aliens, Battlestar Galactica, star Trek, Atari y muchas referencias más, forman parte de esta cornucopia visual.
Como marketer, ver tantas marcas y productos es simplemente intoxicante.
El mismo poster de la cinta evoca el arte de los 80, desde los colores a la tipografía y la composición.
El argumento vs la realidad
La historia de la cinta gira en torno a un puñado de jugadores jóvenes que buscan el premio antes mencionado; pero deberán competir contra IOI, una gigantesca corporación, que también desea hacerse con el control de OASIS. El rostro de esta compañía es Nolan Sorrento, su inescrupuloso director, dispuesto a hacer lo que sea por ganar el juego… y adivinaste, es el villano de la historia.
Si bien este personaje es la imagen cruda y oscura del corporativismo, incluyendo su pléyade de excesos y deshumanización, tampoco es que, James Donovan Halliday, el fallecido creador de OASIS sea retratado como un arquetipo, ya que se trata de un eremita alejado de la sociedad por cobardía; un paria brillante y millonario (pero paria al fin) que vivió atemorizado de actuar y dar el salto hacia lo que le hacía feliz, encontrando su refugio en esta «vida virtual alternativa».
Sorrento y Halliday son las dos caras de la misma moneda.
El espejo en nuestro mundo actual
Es imposible ver estos contrastes y personalidades y no pensar en la guerra que actualmente sostienen los 4 grandes corporativos digitales, denominados GAFA… Google, Amazon, Facebook y Apple… sin sumarle a otros jugadores que si bien no cuentan con el tamaño o los recursos de estos monstruos, sus extravagancias no son menores e incluso se pueden dar el lujo de poner un auto en el espacio, simplemente por el gusto de lograrlo… Hola Elon Musk.
También es imposible ver la cinta y no pensar qué distancia tenemos de esta realidad a esa, cuando hoy vivimos ya entre términos como big data, realidad aumentada, avatares, redes sociales, realidad virtual, videos 360, algoritmos, fake news, inteligencia artificial y un largo etcétera.
Como espectador, y especialmente como mercadólogo digital, no sabes si Ready Player One es el futuro próximo, ficción o la distopía a la que lentamente nos estamos condenando.
¿Por qué Ready Player One nos hace pensar en las redes sociales?
Aunque la cinta habla de un videojuego (muchos señalan que incluso es la oda de Spielberg a ese mundo), es imposible mirar y no comparar el OASIS con las redes sociales en la actualidad.
Nuestra falsa valía
En una escena, Wade Watts, el protagonista señala:
Las personas vienen al OASIS por todo lo que pueden hacer. Y se quedan por todo lo que pueden ser. Es el único sitio que me hace sentir que significo algo.
¿Te suena familiar?, ¿No te parece extraño que en Instagram y Facebook solo veamos situaciones felices y perfectas?, ¿No son las 80 selfies que nos tomamos para subir solo de una, la prueba más viva de que nos importa demasiado lo que los demás piensen de nosotros?, ¿Hemos transferido el poder de nuestra valía y nuestro significado a los estúpidos likes?
Anteriormente Black Mirror ya nos había enseñado el infierno de las redes sociales, y el hecho de que hoy se puedan construir falsos influencers de una manera sencilla, lo refuerza.
Beneficios reales de mundos virtuales
En otro de los diálogos, ahora en boca de Nolan Sorrento, se explica:
El OASIS. Es el recurso económico más importante del mundo. Es nada menos que una guerra por el control del futuro.
¿Sabías que Facebook, valuada por Interbrand en más de 48 mill mdd creció más del 40% de un año a otro?
El poder de fingir
En otro de los parlamentos, uno de los personajes dentro del juego le recuerda al protagonista que en el OASIS todo puede ser falso, hasta las identidades:
¿Qué pasa si ella es un tipo de 300 libras llamado Chuck que vive en el sótano de su madre en los suburbios de Detroit?
¿Has oído que los acosadores en las redes sociales se disfrazan de adolescentes para atraer a estos y poder perpetrar sus abusos?, ¿Cuántas veces has escuchado que nadie es en la vida real como finge serlo en las redes?, ¿Sabías incluso que más de la mitad del tráfico en internet no es humano?, ¿Has hablado con chatbots?
Y al final, siempre hay que pagar por jugar
Una frase más, especialmente para aquellas pequeñas marcas y marketers que han odiado como Facebook ha convertido la red en un «pagar por jugar». Uno de los jugadores le reclama a Nolan Sorrento, el querer hacerse del control de OASIS solo por mero interés monetario y no por la experiencia:
«Vas a convertirlo en un parque temático corporativo fascista donde las pocas personas que todavía pueden pagar el precio de la entrada ya no tienen ni una onza de libertad».
La fábula
En la moraleja, cuando la película llega a su desenlace, el mismísimo creador del OASIS le dice al protagonista una frase que algunos atribuyen a Groucho Marx y otros a Woody Allen:
«No estoy loco por la realidad… pero sigue siendo el único lugar donde puedes obtener una comida decente».
¿No te pasa que después de vagar un rato por las redes sociales, se te antoja una cerveza, darte un atascón de comida o simplemente tener una buena tarde de sexo? Bien… nada de eso puedes hacer dando share o like… porque para ello, aún el mundo real es insustituible.
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