Dicen que ser mercadólogo no es una profesión, sino un estilo de vida, y eso es cierto; somos adictos a ciertos comportamientos y productos. Me di cuenta de ello hace unos días cuando una colega vino a verme en la noche. Llovía. Venía de realizar una presentación con un cliente.
La invité a pasar y a sentarse en el cálido rincón que he acondicionado como estudio; quedó maravillada de mi cafetera de cápsulas y de la gran variedad de sabores que manejaba. Me preguntó dónde la había adquirido. — Una buena conversación se debe tener con una taza de café, adquiere una cafetera al mejor precio en Todocasa.mx — le respondí, ya que yo, como buena geek así la había adquirido.
– ¿Es cara una así? – prosiguió
– No – respondí – Si haces la cuenta de cuánto gastamos los mercadólogos en todas las coffee shops que visitamos y en las tiendas de conveniencia donde nos paramos, verás que el costo de cada taza, una vez que adquiriste esta joya, es marginal con respecto al gasto de no tenerla.
Mi cafetera es roja porque soy adicta a ese color, y prácticamente se ha convertido en una compañera de trabajo junto con mi laptop, mi smartphone y ciertas galletas de las que me estoy volviendo una fan jurada.
Aún recuerdo cuando era niña y comenzaba a tomar café en casa de mi abuela; ella usaba una cafetera que ponía directo sobre la lumbre y silbaba cuando el elixir estaba listo. Creo que desde aquellos días me volví una fanática del aroma y del sabor.
Ahora, después de tantos años, el contar con un aparato que en minutos prepare americano, espresso, cappuccino o latte, me da cierta nostalgia pero también me parece una maravilla.
He de confesar, que además de mi flamante cafetera de vanguardia, también poseo una pequeña prensa francesa que claro, requiere que le cambie el vaso de vez en cuando y la trate con delicadeza ya que estos aparatos son extremadamente frágiles.
¿Qué les dije? Los mercadólogos somos una especie muy particular y tenemos gustos sui generis.
Nuestra profesión nos hace mirar a todos lados, buscamos significados en los objetos, encontramos historias en los productos y tejemos ideas de las personas. Los mercadólogos amamos lo que hacemos, porque más allá de ser nuestro trabajo, es también nuestro hobbie y nuestra pasión…
Pero en orden de cumplir esa pasión y ese trabajo, requerimos de algo de energía, proporcionada por nuestros gadgets, por la internet, por los festivales de ideas… y claro, indudablemente, por una buena taza de café. ¿Y tú, cómo lo preparas?
Deja un comentario