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Marketing polémico: Casos Nesfrappé y Moco de Gorila

Hoy fui al supermercado en una de esas comunes urgencias de padre. Es increí­ble lo que uno puede aprender sobre pañales y marketing en una experiencia así­. Dejando de lado el tema de los pañales, me encontré con dos productos que llamaron fuertemente mi atención.

El primero de ellos, Nesfrappé, refrescante latte envasado en plástico mas no por ello desprovisto de una atractiva etiqueta (ver foto). En México la llegada del café helado ha sido un suceso; como una nación cafetalera, el mercado presenta nichos interesantes, desde los caros pero exclusivos Starbucks hasta estas variedades que se pueden adquirir en supermercados y tiendas de conveniencia; quizás el más conocido en esta categorí­a, Café Olé, con quien Nesfrappe entra en competencia directa.

La pregunta del millón es: ¿Por qué rayos no colocan este producto en un maldito refrigerador?, ¿A quién le apetece un latte…tibio?, ¿Cómo pensar en arrebatarle mercado a otras marcas que sí­ se expenden en las neveras? En lo personal no hallo respuesta y se me figura un absurdo. Dos veces me he sentido tentado a comprar una unidad y en ambas me he arrepentido por la temperatura.


El segundo caso puede parecer igual de inexplicable aunque tengo un teorí­a. Se trata de este colorido producto llamado asquerosamente Moco de Gorila. Cuando yo era niño, se vendí­a como juguete, una masa escatológica conocida como el Moco de King Kong, que asumo sirvió de inspiración a este gel estilizador para el cabello.

Mi teorí­a es que para aventurarse a nombrar así­ a un producto, se debe confiar mucho en la rebeldí­a del naciente adolescente, sin embargo aquí­ hay un factor a considerar… ¡Son los padres quienes les compran a sus hijos estos productos de estética personal! Me pregunto si un padre estará dispuesto a comprar un Moco de Gorila para sus hijos y pagar casi cuatro veces más de lo que cuesta un gel económico común, sólo para satisfacer a su puberto vástago (véase la referencia de precios en la imagen).

Y tan sabido el riesgo del nombre fue para los mercadólogos, que en su mismo site aclaran que El Moco de Gorila no proviene realmente de gorilas.

Entiendo que un accesorio así­ tenga buen mercado en los Estados Unidos porque algunos de sus adolescentes presentan este perfil psicográfico, pero no sé si en México suceda. Puede parecer divertido, pero sé que muchos estaremos atentos para ver si el ciclo de vida del producto resulta tan alegre como su nombre. Definitivamente un caso muy interesante.

Las opiniones de ambos casos son bien recibidas.

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