Tener éxito en el marketing estratégico es una de las tareas más difíciles de lograr; es un entorno constantemente cambiante, ferozmente competido y altamente riesgoso. Tener en cuenta esta realidad es vital; por ello te traigo 7 verdades despiadadas del marketing estratégico.
Debes encontrar pronto la diferencia entre vocación y talento.
Podrás amar algo con toda tu alma, pero no necesariamente ser bueno en ello… y por el contrario, podrás tener alguna habilidad para la que eres extraordinario, aún cuando no te apasione. En el marketing estratégico es más rentable dedicarse a la segunda y tener como hobbie a la primera; lo ideal es encontrar algún camino que cruce a las dos.
El marketer que no puede identificar las oportunidades perecerá
En muy raras ocasiones se nos presenta una chance dos veces; es válido dejarla pasar, si no estamos interesados en lo que nos ofrece, pero hacerlo porque no logramos identificarla, nos puede traer graves consecuencias ¿Sabías que en tres ocasiones entre 1922 y 1933, Coca-Cola tuvo la oportunidad de comprar a Pepsi-Cola, pero siempre declinó la oferta?
El objetivo de una marca son las ventas, no la popularidad
Las nuevas tecnologías han abierto un campo enorme para generar atención, sin embargo, si a nadie le importa lo que hacemos como marca, entonces NO tenemos un negocio. La atención, la influencia y la popularidad debe generarse en clientes potenciales, no en las masas; en ello consiste el marketing estratégico; todo lo demás es vanidad.
Es casi imposible salir vivo de mercados llenos de peligros
Entrar a un mercado porque nos gusta lo que hacemos es una de las decisiones de negocios más absurdas que se puedan tomar. Los mercados harto competidos son una cuasigarantía de que vamos a fracasar. Es necesario buscar mercados donde tengamos una ventaja clara y contundente, donde exista poca competencia y haya posibilidad de ser los únicos o los más fuertes.
El marketing solo funciona si nos necesitan o desean
Infinidad de empresas desperdician presupuestos de marketing tratando de vender productos que el mercado no quiere, usando medios masivos para mercados de nicho o no teniendo claro a su segmento. Las ventas solo se logran cuando hemos identificado el segmento que tiene necesidad o deseo de comprarnos, sabemos contactarlo en el momento que le surge dicha necesidad y podemos hacerle ver que somos su solución.
En el marketing, lo complicado fenece
Los mensajes simples tienen mejores posibilidades de sobresalir. La navaja de Ockham es un principio de economía y filosofía, según el cual, «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la correcta», y en el marketing no es la excepción; los mensajes cortos y claros tienen mayores posibilidades de triunfar: Just Do It, Destapa la Felicidad, Think Different, Soy Totalmente Palacio, Impossible is Nothing.
En el marketing no importa cómo somos, sino cómo nos perciben
Esta es una de las realidades más duras de aceptar. No importa si se tiene una empresa grande o pequeña, responsable o no, con calidad o sin ella, organizada o desestructurada. Lo que importa es lo que el mercado crea de nosotros. Percepción es realidad. Es necesario trabajar tanto o más en nuestra imagen y reputación que en aquello que somos. Al final, el cliente compra una idea, no un producto… la idea de nuestra marca.