México es un país bellísimo en territorio, clima, comida y tradiciones; por desgarcia el sistema de gobierno a todos los niveles y la gran mayoría de las instituciones, decir que son mediocres es usar un eufemismo. Para muestra, un logo.
Hace meses se lanzó vía el GDF y la secretaría de Turismo, un concurso para diseñar la marca de la Ciudad de México. Varios países y ciudades alrededor del mundo manejan un gráfico para fines turísticos, de modo que la idea era buena ¿Quién no recuerda el sol de España al estilo Miró o el I [love] NY?
El problema vino desde las limitantes que se pusieron para el concurso; en vez de dejar que cada diseñador escogiera creativamente qué representaba más a la ciudad, se les impuso utilizar el «Ángel de la Independencia» y la frase «Bésame Mucho», por ser la canción más traducida de nuestro país a otros idiomas.
El resultado de la primera ronda fue desastroso; incluso se tuvieron que eliminar opciones por «plagio». Esto con todo y que se recibieron 7,500 propuestas provenientes de 30 países diferentes, incluyendo los Estados Unidos, China, Colombia, Marruecos y los Emiratos Árabes Unidos. Aquí sólo hay dos opciones: hubo arreglo (que me resisto a pensarlo) o los jueces no tienen el más mínimo criterio para determinar qué es buen o mal diseño. Vergonzoso. Como autoridad, hubiera eliminado este concurso y hubiera pensado en un mejor mecanismo…
Se armó tanto revuelo que se tuvieron que escoger a otros finalistas, mismos que se muestran en la primera imagen. Por desgracia, ninguno y todos funcionan. Me explico:
Ninguno funciona porque todos tienen grandes fallas como para considerarlos un trabajo profesional que represente a la ciudad más grande del mundo:
• Para empezar, el que menos tintas usa, tiene 3. Todos los demás son selección de color. ¿En medio de la crisis más grande en 70 años?, ¿En un país y en una ciudad con nuestros niveles de pobreza? ¿En un gobierno que quiere predicar austeridad?
• Ninguno tiene un manejo adecuado de tipografía. Señores diseñadores ¿No saben que es la interlínea?, ¿No saben que las letras necesitan aire alrededor de la mancha?
• Tres de cinco opciones tienen degradados ¡Uf!, ¡Basta! Internet 2.0 es una maravilla evolutiva en la comunicación web pero no un estilo de diseño para bajar a los impresos. ¿Cómo imprimimos eso en serigrafía? ¿Cómo lo bordamos en uniformes? ¿Cómo lo hacemos pines?
• Finalmente,
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La opción uno es demasiado barroca para ser una marca, es más una ilustración.
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La opción dos en donde el ángel se forma con 2 hojitas, platanitos o auriculares de teléfono amarillos, a los que no les encuentro justificación, tiene un detalle sensacional: el acento de la «e» es una aureola… sin embargo, un dato que muy pocos mexicanos saben: nuestro ángel no es un ángel, es la victoria alada, misma que se transformó en ángel por desconocimiento y percepción popular. Es como decir que la Estatua de la Libertad es un sol porque tiene rayitos en la cabeza. De modo que la aureola no aplica.
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La opción tres, aparentemente la más limpia, no cumple con los requisitos solicitados (No hay ángel ni frase).
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La opción cuatro podría ser la más acertada, pero su enorme cantidad de colores, degradados, transparencias y el fatal manejo tipográfico, incluyendo el acento de la «e» que le rasca los pies a la «a», la pasan a dañar demasiado.
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La quinta se convierte así en la opción más viable o la que menos pecados comete, salvo por su manejo tipográfico, sin embargo, también hay que decir que le hace falta insight, sorpresa, innovación.
Por el otro lado, también dije que cualquiera funcionaba y por desgracia es así. Cualquiera que se escoja al final, bastará con que se reproduzca masivamente para que los ojos se acostumbren y los errores ya no nos lo parezcan. Como diría Alvaro Carrillo, «como un lunar, todos podemos una mancha llevar.»
Por desgracia, a la luz de los resultados, el concurso se tenía que efectuar de cualquier forma, porque si no se hubiera hecho y se hubiera otorgado la encomienda a un despacho de diseño, nacional o internacional, aún tan connotado como Interbrand y aún cuando el resultado fuera sorprendente, la sociedad se hubiera rasgado las vestiduras diciendo que nunca se da oportunidad a nadie, que si acaso piensan que no hay talento como para sacar un proyecto así, etc.
Estos son los hechos, pero la última palabra, la tienen ustedes.