Todo lo que pueda convertirse a digital será digital, punto. Es una frase que suelo utilizar continuamente en mis conferencias y aunque sé que muchos entienden a cabalidad el mensaje, algunos otros aún no se percatan del cambio tan fantástico que se está viviendo y que lejos de ser negativo tiene un potencial enorme.
En distintas partes del mundo hoy podemos ver películas, escuchar música, leer libros, platicar por audio o video, entrenarnos, jugar con alguien al otro lado del planeta, comprar un viaje, socializar, amueblar una casa, comprar la despensa, co-producir, adquirir artículos de lujo, informarnos, tomar fotografías y videos, cocinar, flirtear y muchas cosas más de forma instantánea con el enorme apoyo de la digitalización.
Curiosamente hay cosas que muchos seguimos haciendo sin darnos cuenta de que esa acción en particular está completamente caduca ¿Una muestra? ¿Qué tal ir al videoclub? ¿O a una tienda de discos? ¿Salir a comprar el periódico? Tres comportamientos que durante los próximos cinco años habrán desaparecido. La digitalización hará posible hacer esto desde cualquier punto donde nos encontremos… de hecho, ya lo hace.
Una más en cuanto a la búsqueda de empleo: preparar tu curriculum y sacarle copias para ir a buscar trabajo. Sí, lo sé, muchos de los asiduos a la web ya no lo hacen pero créanme, millones sí. Hoy en día las verdaderas ofertas laborales no son parte de las páginas tradicionales de aviso oportuno en los diarios impresos. La digitalización ha tomado su lugar y conviene estar preparados para saber hallarlas y saber presentar nuestra información de manera que aprovechemos nuestro primer contacto con los empleadores.
Al respecto, hace unos días leía en una nota que en los próximos años, 40% de los estadounidenses estarán involucrados en trabajos freelance, un hecho que sin duda se debe al poder de la digitalización y a que con éste muchos podremos laborar sin tener que convivir en oficinas como las conocemos hoy en día.
El mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa; estamos viviendo tiempos maravillosos, quizás solo comparables a los del renacimiento o la revolución industrial, cuando las artes y las máquinas cambiaron la historia. Hoy, la digitalización e internet están haciendo lo mismo.
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