En los últimos tiempos se ha producido una inmersión total en los medios sociales, especialmente gracias al uso de smartphones que facilitan la integración. La edad no es factor, pues de forma intuitiva, a través de estos canales se puede interactuar con amigos y con compañías; además se deja atrás el concepto individual donde la empresa era la única que tenía voz; ese paradigma en donde la marca vendía su producto o servicio a través de canales fríos y el cliente tenía una nula capacidad de respuesta salvo de dejar de comprar lo que ofrecía.Con las redes sociales existe un medio muy directo, donde se deja atrás ese muro de hielo para volverse mucho más humanizado. Las propias marcas pueden seleccionar más específicamente sus nichos de mercado y ver a través de las estadísticas qué tipo de perfiles tienen sus audiencias. Pero más allá de eso, lo que hace grandes a estos instrumentos, es que existe réplica, es decir, el usuario puede comentar lo que le gusta y lo que no, y de ahí la marca puede aprender, para mejorar, lo que le lleva naturamente a conseguir mayores éxitos. Esa es la esencia de la web 2.0
Publicar buenos contenidos es clave; así como distribuirlos en horas de buen tráfico, para llegar lo más lejos posible. Conseguir la viralización de algunos puede impulsar el crecimiento de una marca de forma meteórica o mostrar una mejor imagen de ésta ante las personas. Las redes tienen en sí mismas el poder de un efecto psicológico muy fuerte, pues si un amigo nuestro le da un «me gusta» o comparte un contenido, este entonces se asocia automáticamente con lo positivo.
En ese juego también entran los concursos y promociones. Se puede generar interés entre los usuarios mediante un sorteo entre tus fans de Facebook, por ejemplo. Se trata de un contenido lúdico a través del cual se conoce mejor a la empresa, los productos se valoran más y se evita el clásico proceso de compra-venta habitual.Los sorteos y concursos sencillos, originales y divertidos crean y cautivan seguidores.
Si el sorteo es bueno, se le dan razones a los clientes para que sigan visitando la página, pues la marca se ubica como una que aporta contenido ameno y divertido. Un posicionamiento alejado del clásico aspecto empresarial y mercantil donde sólo importa el beneficio. Aquí las personas también son consideradas y forman parte de las dinámicas. Adicionalmente se consigue que la gente piense buenas razones por las cuales usar tu producto, generando más oportunidades de que lo compren aunque no sean los ganadores.
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