La exageración en publicidad, conocida en retórica como hipérbole, es uno de los recursos más utilizados y por ende, de más fácil abuso. El fin último de cualquier mensaje en esta materia es persuadir, sin embargo, cuando la imagen se torna completamente inverosímil, la persuasión se diluye y la idea se vacía.
La frontera puede ser muy sutil. Seguramente nadie cree que haya camionetas que suben edificios, pero sí que un desodorante puede atrapar mujeres como mariposas en una red. Es decir, el mensaje debe cuidarse hasta el punto máximo para no perder potencial. No cruzar la línea de… el cliente aún puede creerlo.
En las ejecuciones para guerrilla, la exageración por el contrario, parece beneficiar al producto o servicio ¿por qué? porque a diferencia de un spot televisivo o un anuncio de revista, es una experiencia vivencial.
Tal es el caso del Wild Wadi Water Park en Dubai, India, un parque acuático que para alertar de su cierre por mantenimiento, no recurrió a medios tradicionales, sino que colocó estos gigantescos señalamientos (2 m) «comunmente usados en tamaño pequeño para alertar «piso mojado»» y les cambió el mensaje, indicando «Precaución. Piso Seco.», añadiendo además, las fechas en que el parque estaría cerrado. Esto sí es un uso eficaz de la exageración. ¿Quién no vería semejantes piezas tan fuera de contexto?
Cuando la creatividad es grande, el bolsillo puede ser pequeño.
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