Recientemente durante una conferencia de marketing, surgió el tema de la conveniencia de estudiar un MBA, un master en marketing o incluso diplomados.
Ante la cuestión señalé que dada la evolución digital de los últimos años, yo prefería los cursos online a los presenciales debido a ciertas ventajas que percibía:
- Son más fáciles de actualizar
- La interacción con otros alumnos de distintos entornos y realidades es frecuente y enriquecedora
- El material de cada curso es multimedia (clases en vídeo, sesiones presenciales en línea, ejercicios interactivos, etc.)
- Docentes empresariales con amplia experiencia en las materias impartidas y reconocido prestigio.
- El desenvolvimiento en un ecosistema web permite un mayor acceso al conocimiento dado que uno puede escoger en el momento para acceder a ejemplos, datos, informes, etc.
- Factibilidad de tomar las sesiones en los horarios más convenientes a cada individuo.
Contemplando lo anterior cabe destacar que hay opciones muy interesantes y de alto nivel; algunas incluso que están cruzando programas de prestigio de muchos años como los MBAs, con orientaciones muy actuales como el marketing digital; el IEP es un buen ejemplo, ya que además maneja una metodología en línea basada en el prestigioso “método del caso” garantizando una formación práctica y de participación de los alumnos, enfocada en la resolución de problemas y no sólo en la adquisición de conocimientos. Su MBA online fue elegido el mejor en la categoría online 2013, basado en las preferencias de 82.000 alumnos.
Ahora que si lo que se desea es una formación más práctica o en un ámbito ultra especializado, también hay infinidad de opciones para ello; un buen ejemplo es el Best Practice Training del Content Marketing Institute, con duración de un año, en donde es posible acceder a lo más actual del marketing de contenidos con material escrito y videográfico sobre la planeación, audiencia, canales, procesos, conversiones y mediciones de esta táctica específica.
Fenómenos como el crowdsourcing como lo que acontece con 99designs en donde una empresa pone a competir a diseñadores de todo el mundo por ganarse los proyectos de las empresas deja claro que nuestra competencia ya no es el compañero de banca con el que estudiamos en la universidad. No más. Nuestra competencia puede ser simultáneamente un hindú frente a su computadora al otro lado del mundo, un norteamericano en Nueva York y un japonés en Tokio. Hemos entrado de lleno en lo que McLuhan llamaba la aldea global, y por lo tanto, la educación ya no se limita a las entidades locales donde habitamos; hoy tenemos la oportunidad y la obligación de buscar la mejor preparación, y además hacerlo de forma continua.
¿Estamos conscientes de esta realidad? ¿Estamos listos para el futuro que ya ha llegado?