Kodak anunció hace unos minutos que dejará de fabricar cámaras digitales, cámaras de vídeo de bolsillo y marcos de fotos digitales con el fin de centrarse en sus negocios más rentables.
El negocio de Eastman Kodak Co. se centrarán en cuanto a su división de consumo, solamente en impresión de fotos e impresoras de escritorio de inyección de tinta. Sin embargo no hay que olvidar que Kodak tiene una sólida presencia en artes gráficas y aún mantiene su valiosísimo paquete de patentes.
Kodak aseguró estar trabajando con sus distribuidores para una transición ordenada. La empresa seguirá cumpliendo las garantías del producto y proporcionará apoyo técnico para sus productos descontinuados.
Los movimientos se espera que resulten en un ahorro anual de más de $ 100 millones.
A pesar de ser Kodak quien convirtió la fotografía en un hobby mundial e incluso quien inventó la cámara digital, está dando un paso necesario y correcto. La eliminación de estas divisiones y las consecuencias que implicará hacia dentro y fuera, son el primer sorbo de medicina amarga para la compañía, que sin embargo, hay que reiterarlo, parece estar actuando razonablemente en pos de reflotar el negocio.
Irónicamente, hace apenas unos meses en una evaluación en México, una de las cámaras de la icónica compañía fue rankeada como la mejor cámara de bolsillo en el mercado.
En días recientes, en otro movimiento táctico de ahorro, la marca solicitó retirar su nombre del teatro que alberga los premios Oscar en Los Angeles. La petición, presentada el miércoles ante un tribunal de quiebras de Nueva York, solicitó que se cancele el contrato de patrocinio firmado en 2001 con el promotor inmobiliario TrizecHahn Hollywood, al cual Kodak pagaba una cifra anual para vincular su nombre al espacio.
Pese a la nostalgia que para el mercado pueda provocar la decisión, se trata de un movimiento lógico en un proceso de restructura en donde los negocios en una situación apremiante como ésta deben enfocarse en sus puntos de mayor valor y rentabilidad.