La vorágine digital que se había apoderado del mundo desde hace años, solo fue acelerada por la pandemia. Transformación digital… es el mantra en un mundo donde los confinamientos y el distanciamiento social han marcado la agenda; sin embargo, en medio del torbellino es fácil extraviarse y cuestionar ¿qué estamos buscando?, ¿qué debemos medir?, ¿en cuánto tiempo llegan los resultados?
Seguidores, reproducciones de video, likes, suscriptores… hemos pasado a pensar que el éxito de nuestras marcas se mide por esos números. ¿Cuántos seguidores más tuvimos en redes sociales, ¿cuántas reproducciones logró el video?, ¿cuántos likes o reacciones consiguió nuestro último post en Instagram?, ¿cuánto tráfico nos dio el último contenido?
Cantidad vs cualidad
Al respecto tenemos una reflexión: ¿estamos tan concentrados en los números digitales que podemos estar olvidando el por qué hacemos lo que hacemos?
Es verdad que debemos tener métricas pero también es verdad que la métrica per se no determina el éxito de nuestra marca u organización.
Gary Vee, quien tiene millones de seguidores en redes sociales y crea toneladas de contenido a diario, señaló en un video hace una semanas, que si bien su agencia mide ventas, un verdadero indicador de la calidad del trabajo en cuanto a contenido y redes, es medir los comentarios positivos.
Se pueden comprar seguidores, likes, reproducciones, visitas, hasta listas de correo… pero no se pueden comprar comentarios reales que expresen emociones que nuestra audiencia sienta respecto de nuestra marca u organización. Ese tipo de engagement no se puede pagar.
¿Tu contenido no tiene comentarios?, ¿cómo sabes entonces realmente si lo estás haciendo bien?
Y si bien no están correlacionados, es constante el paradigma de que cuando una marca tiene muchos comentarios positivos como «feedback» sus ventas son mucho mejores.
¿Ejemplo simple?
Growth hackers vs lovemarks
Podemos entonces volvernos growth hackers, es decir, marketers enfocados obsesiva y exclusivamente en adquirir el mayor número de usuarios y engagement al coste más bajo y en el plazo más corto posible… y vivir y morir para los números.
O podemos entender que los números son muy importantes y las métricas, pero en el corazón de nuestros esfuerzos como marcas y organizaciones debe estar crear esas conexiones que desatan reacciones y emociones… y sí claro, por consecuencia, nos dará engagement, leads, ventas y lealtad. Como diría Kevin Roberts, enamorarlos, crear Lovemarks.
No tiene nada de malo ser hackers. Es válido… pero debemos decidir qué queremos hacer y quiénes queremos ser. Growth hackers vs Lovemarks.
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