Al momento de rediseñar una identidad corporativa ¿es mejor modificarla o adaptarla?
La respuesta depende de la calidad de la imagen original. Es difícil obtener de un mal logo, una buena actualización; sin embargo, si la primera forma gráfica es bondadosa, es lógico pensar que sus derivadas podrán mantener la misma calidad.
Un buen ejemplo de ello es la transformación de la identidad de Renault, quienes nuevamente actualizaron su distintivo. Independientemente de que nos pueda parecer abusivo el uso del Photoshop o de que nos pueda gustar o no, la imagen es perfectamente identificable por sus consumidores y ha seguido una natural evolución desde su primera forma gráfica.
Este trabajo de continuidad genera posicionamiento y lealtad por parte de sus clientes, quienes perciben sicológicamente que la esencia del producto permanece y sin embargo avanza.
Caso similar presenta el pavorreal de la NBC, quienes pese a algunos tropiezos, desde 1956 han ido adaptando su imagen.
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