Si tus tarjetas de presentación no son inolvidables, tíralas a la basura.
Como consumidores recibimos miles de impactos cada día, mensajes publicitarios en la TV, la radio, el mail, nuestras redes sociales, los outdoors, en fin… a cada paso que damos, podríamos encontrar un mensaje comercial, sin duda.
Y en medio de este mar de gritos, nosotros también debemos dar el nuestro… y ése momento llega cuando entregamos nuestra tarjeta de presentación a un prospecto y expresamos nuestro elevator pitch, también conocido como la propuesta comercial de pocos segundos.
En otra ocasión hablaremos de la importancia de ese elevator pitch, pero hoy quisiera preguntarles ¿Cómo asegurar que ese prospecto se quede con una buena imagen? ¿Cómo saber que sin duda nos recordará? La única respuesta es: entregándole algo inolvidable… y para ser francos, lo único que le podremos entregar es una simple tarjeta ¿Comprenden la importancia de ese papel de 9X5 cms? En él van todas nuestras posibilidades comerciales… Una tarjeta de presentación debe ser apabullante o es un simple desperdicio. [tti link=» Twittea esta frase»]Una tarjeta de presentación debe ser apabullante o es un simple desperdicio[/tti]
Un buen ejemplo es este diseño de un simple entrenador… una juguetona tarjeta que muestra a través de un lúdico sticker, la promesa de venta de su emisor. Una sola tinta y una simple pegatina logran un efecto de recordación que ningún texto podría obtener.
¿Tu tarjeta de presentación es así de emotiva? ¿Así de memorable? Recuerda: Si tus tarjetas de presentación no son inolvidables, tíralas a la basura. [tti link=» Twittea esta frase»]Si tus tarjetas de presentación no son inolvidables, tíralas a la basura[/tti]
Aquí es donde de el proceso de branding manda al traste la genialidad… te imponen un uso de marca de forma que no puedes ser genial en esa «primera impresión»