Es imposible haber visto Los Miserables, el musical de Claude-Michel Schönberg y Alain Boubliles y olvidar el poster con la mirada triste de la pequeña Cossette. Aprovechando el hecho, el afiche para la cinta homónima que compite este año por el Oscar, es impecable.
Retomando la fortaleza del diseño teatral desarrollado en alto contraste, se llevó el gráfico a la vida real, logrando un resultado magistral, incluyendo los detalles del cabello.
¿Por qué se usó el mismo concepto? Porque la cinta que se está exhibiendo alrededor del mundo en cine es la adaptación de lo que ya se vio en teatro, que a su vez es la adaptación de la fastuosa obra de Victor Hugo ambientada en la Francia de principios del siglo XIX.
Hablando un poco de retórica, podríamos decir que se trata de una sinécdoque (mostrar la parte por el todo), enseñando solo un personaje para significar a todos, ya que Los Miserables es una novela abundante en historias y personajes, incluyendo prostitutas, estudiantes, revolucionarios, sacerdotes, obreros y otros, que acoplan sus narrativas a las de los personajes principales. En este aspecto, el diseño muestra una fracción de la obra pero se comprende integralmente… así trabaja la sinécdoque.
En conclusión, el resultado es brillante… rescatando la parte mercadológica de un producto ya bien conocido, convirtiendo gráfica en fotografía y dotándole de una expresividad que no requiere palabras (al igual que las imágenes que tomó Annie Leibovitz para la cinta). Complementando la misma línea, el logotipo de la obra se respeta también en color y forma. Un trabajo que a diferencia de otras adaptaciones cinematográficas, supo aprovechar muy bien el bagaje gráfico y mercadológico de la puesta teatral.
Fusión perfecta de estética y funcionalidad; diseño sin funcionalidad es arte; diseño sin estética es mera utilidad. El diseño siempre debe ser la suma de ambos. [tti link=»Twittea este concepto»]Diseño sin funcionalidad es arte; diseño sin estética es mera utilidad. El #Diseño siempre es la suma de ambos.[/tti]
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