Los consumidores no somos una manada a la que se le hace llegar publicidad y entonces reaccionamos a ella, como solía creerse en los 60´s y los tiempos de los Mad Men. Ese marketing está más que muerto; hoy reina el marketing de atracción. A los consumidores actuales nos gusta buscar y hallar, nos gusta conectar, recomendar y ser recomendados, nos gusta sentir que estamos en control… porque en realidad así es; y en cuanto a las marcas, nos gusta que nos hagan reflexionar, sentir, emocionar, que nos hagan vivir. En otras palabras ¡Que nos inspiren!
Cuando una marca logra eso, reaccionamos, y no solo le compramos, sino que hablamos de ella, nos volvemos sus evangelizadores, su word of mouth y su word of mouse. [tti link=» Twittea este dato»]Cuando una marca nos inspira, nos volvemos su word of mouth y su word of mouse.[/tti]
Pero el que una marca nos brinde esa sensación no depende de publicidad, de relaciones públicas, o de marketing directo… depende de un cúmulo de variables que interconectadas logran una experiencia. Nos gustan las marcas con propósito, las que piensan en la comunidad y en el medio ambiente, nos gustan las que cocrean con nosotros y nos vuelven prosumers, aquellas que nos entregan vivencias personalizadas, nos gusta cuando innovan y en sus productos y servicios involucran al factor WOW!, y nos gusta cuando en la línea de atención a clientes responde un humano y no una grabación tonta… pero sobre todo, nos gusta cuando entienden que todo esto…. nos gusta. A esto se le denomina engagement marketing.
Ejemplos hay muchos y en este sitio hemos consignado varios de ellos. Hoy queremos mostrar el de una simple caja.
Nike y su empaque para su calzado Free 5.0
¿Tu marca podría sorprender a su audiencia con una simple caja? Nosotros creemos que sí… y seguro es que también lo creerás, especialmente después de ver este ejemplo.
Se trata de un empaque de Nike para un par de tenis o zapatillas: los Nike Free 5.0, cuya promesa es ser el calzado más flexible de la historia… y eso queda claro cuando ves que la caja no tiene las dimensiones normales; es de apenas un tercio de su tamaño original.
El calzado es tan flexible que puede ser doblado y guardado en este pequeño contenedor; un hecho ante el cual el comprador inmediatamente reacciona, pensando cómo encaja este calzado en su vida: lo imagina en su mochila deportiva o en su maleta de viaje, convencido del poco espacio que el producto ocuparía. Nike ha logrado así, desde el primer momento, capturar al posible consumidor ¡Desde el empaque, ha cumplido la promesa! ¡Vaya un logro!
Ahora elevémonos un poco más. Es una grandiosa idea no solo por mostrar la ventaja diferencial de un golpe, sino porque además la caja es limpia, pequeña, funcional, es bella y ¡sustentable! Está usando un tercio del cartón que una caja normal; y aunado a ello, al transportarlas en un camión, cabe mucho más producto, lo que también evita emisiones a la atmósfera al recortar viajes innecesarios. Es titánico todo el concepto. No solo es un logro para la comercialización, sino incluso para su marketing de reputación.
El descarado fail de las Nike Free 5.0
¿La gran falla? No es el empaque real. Se trata solo de uno promocional de lanzamiento.
Nike: habías logrado lo más difícil. Habías inspirado al mercado, seduciéndolo con un gran producto y un tremendo empaque que además tenía un plus sustentable… ¿Qué pasó al final? ¿La idea no te pareció suficientemente buena? ¿Era muy cara? ¿O es que solo lo hiciste para llevarte ese León de Plata en Cannes gracias al diseño? Eso no inspira a la gente…
Y tú… mi estimado cliente potencial ¿Qué crees que Nike debió haber hecho? Déjanos un comentario.
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