No será hoy ni mañana pero en un plazo más corto que largo, grandes cambios comenzarán a suceder en el mundo empresarial; algunos de ellos ya los estamos viendo, unos en forma de regulaciones, otros a modo de exigencias corporativas hacia proveedores, y cada día más en la cantidad de compañías que buscan alinearse a eso que no alcanzan a comprender del todo pero escuchan hoy como «responsabilidad social» y que es el camino inevitable hacia la sustentabilidad corporativa.
El futuro de las empresas socialmente responsables
La RSE dejará de ser reactiva para ser proactiva.
Las empresas descubrirán, muchas a veces con duros golpes, que la prevención es más rentable que la reacción. Casos como los de British Petroleum o Bangladesh, si bien podrán seguir ocurriendo, serán incidentes muy aislados, porque las compañías verán que el costo de ajustar es muchísimo más elevado que el de prevenir.
La equidad de género dejará de ser un tema de RSE.
Dejará de existir el término informe de sustentabilidad «integrado.»
Esto sucederá porque todos los reportes serán de esta naturaleza, dando sentido verdadero a que la sustentabilidad está soportada en el triple bottom line y no meramente en acciones loables de caracter social o verde.
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El home office dejará de ser una prestación.
El avance vertiginoso de la tecnología impulsará el crowdsourcing y el empleo colaborativo a distancia. Será común que los empleados de una misma compañía puedan estar trabajando desde diferentes ciudades, conectados a un mismo tiempo e intercambiando información a través de la nube. Esto podrá extenderse incluso a diferentes países, sin importar raza, género o edad. El talento será la moneda de cambio. [tti link=»Twittea esto»]En el futuro, el empleo colaborativo será una realidad y el talento será la moneda de cambio.[/tti]
La cadena de valor será naturalmente responsable.
Las exigencias actuales sobre este tema y la presión que están imprimiendo grandes corporativos como Walmart, Nike, P&G y Unilever, transformará dramáticamente el enfoque de las empresas hacia el cumplimiento de indicadores de responsabilidad corporativa. Dentro de pocos años, ser una empresa responsable será un requisito más a cumplir y será visto con naturalidad si se quiere ser parte de la cadena de valor de una compañía.
La responsabilidad social, como término, dejará de existir
El término responsabilidad social evolucionará naturalmente a un tema de gestión sustentable, debido al mayor y más profundo entendimiento del concepto; esto llevará a que ya no se necesitará que instituciones externas avalen empresas con calificativos de «responsables», y a que dentro de las compañías surgirán nuevas gerencias o direcciones con nombres como Sustentabilidad y Reputación Corporativa u otros términos similares. Baste mirar en esta gráfica de búsquedas de Google cómo el término de sustentabilidad está creciendo rápidamente, al tiempo que el de responsabilidad social está descendiendo.
La responsabilidad social dejará de ser un conjunto de tácticas para ser estrategia
Al adentrarse más las empresas en el concepto de responsabilidad corporativa, ésta dejará de verse como un conjunto de acciones aisladas para ser parte de la estrategia de la organización. Cada nueva iniciativa de las compañías pasará de forma natural por una revisión de impactos sociales y ambientales, tal como hoy pasa por revisiones de calidad.
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El consumo responsable generará y transformará algunas líneas de productos y servicios.
Los productos responsables no pasarán a ser mainstream en cuanto a utilizar esto como argumento de venta, sin embargo, la incorporación de marketing sustentable será una realidad y por lo tanto, muchos tendrán mejorías en cuanto a su manufactura y procesos. Esto también se verá influenciado por las constantes regulaciones, por la presión de los grandes corporativos y por el aumento de adherentes en el segmento LOHAS.
La energía tradicional será la energía alternativa.
Las empresas sociales llegarán a competir uno a uno con las tradicionales.
La hoy moda de las B-Corporation o las empresas del 4o sector comenzará a verse con mejores ojos en todo el mundo, ya que su impacto social es mucho más alto, y el engagement con público externo e interno también goza de mejor salud que el de las empresas tradicionales, cuyo modelo solo suele enriquecer a unos cuantos. Los inversionistas observarán que es mejor poner su dinero en una empresa sostenible y de buena reputación, que en startups que pueden ser innovadoras pero no contemplan la triple cuenta de resultados.