Internet lo ha revolucionado todo. Lo sé, suena a declaración anacrónica y carroza. Desde los años 90 se viene hablando de lo mucho que Internet ha cambiado nuestras vidas. La diferencia es que ahora estamos empezando a notar como lo que antes era un medio que complementaba nuestras vidas, ahora es un factor dominante bajo el que realizamos la mayor parte de nuestras tareas cotidianas.
De repente, comprar en línea, teletrabajar o ligar a través de aplicaciones ha desbancado a la tienda física, a las oficinas y al roneo típico de bar. Y no es de extrañar, porque el éxito de internet fue, es y será esa sensación de libertad y navegación al margen del sistema.
Cada vez más controlados
No se le puede poner puertas al campo, dicen. Quizás no se pueda, pero lo intentan, vaya si lo intentan. Cada día surge un nuevo algoritmo, filtro o estrategia destinada a limitar las infinitas posibilidades de acceder a una red globalizada. Algunas, como los detectores de copyright, pueden resultar molestos a la hora de crear contenido digital, pero no deja de ser un mecanismo que protege los derechos de autor. Sin embargo, otros afectan a tu bolsillo y están diseñados para que puedas pagar más por menos, pero raramente, al contrario.
¿Nunca te has preguntado por qué al acceder a determinadas tiendas en línea el precio de los productos cambian en función de si estás o no en modo incógnito? Bueno, pues la respuesta es fácil. Se llama discriminación de precios y aunque en la mayoría de los casos es técnicamente legal, no tienes por qué comulgar con ello.
Ni siquiera se puede decir que te afecte negativamente todo el tiempo, existen grados de discriminación, y cada caso debe estudiarse por separado. Lo importante es que sepas que pasa y cómo evitarlo cuando te convenga.
La solución
El modo incógnito es un pequeño parche, pero si de verdad quieres navegar con privacidad hazte con una VPN, que es básicamente una red privada virtual capaz de cifrar tus dados conforme navegas por internet.
Tu dirección IP, las cookies o los permisos que aceptas al descargar cualquier aplicación o ingresar a cualquier sitio web, son algunos de los datos que las empresas, a través de rastreadores, utilizan para crear un perfil de consumidor. En ello se basan para determinar tu nivel adquisitivo, tus intereses y lo más peligroso de todo, lo que podrían cobrarte por un mismo producto respecto a otro usuario con un perfil distinto.
“Valores objetivos” lo llaman. Factores como la urgencia, la disponibilidad, la antelación o la insistencia pueden ser determinantes para encarecer determinados productos o servicios. Incluso para discernir si eres elegible para disfrutar de descuentos y promociones. Todo basado en tu historial de búsquedas, tu actividad en línea y tu geolocalización. Precisamente los datos que una VPN es capaz de cifrar y mantener de forma privada.
En un mundo que se dirige hacia al metaverso, lo que está claro es que nuestros datos son más valiosos de nunca. No dejes que los usen paran cosas tan reprochables como que te cobren más por un billete de avión, un seguro de coche o un curso de formación.
Deja un comentario