¿Cómo elegimos entre dos productos o servicios cuyo precio y performance son prácticamente los mismos? La respuesta es simple: por el que me seduce más.
En este marco, como desarrolladores de marcas debemos trabajar en enamorar al cliente desde el primer contacto que tenemos con él… cada pieza es una oportunidad de seducirle, si está bien ejecutada; pero también es una oportunidad perdida si sólo logramos un nivel promedio.
Para ejemplo, las tarjetas de presentación ¿Tu tarjeta seduce a tu cliente? Si no es así, te lo diré en dos palabras: No sirve. [tti link=» Twittea esta frase»]¿Tu tarjeta seduce a tu cliente? Si no es así, dos palabras: No sirve.[/tti]
¿Cuál es la prueba de ello? ¿Cuántas tarjetas recuerdas? Seguramente sólo aquellas que te impactaron. Sin duda guardas muchas, pero ni siquiera podrías recordar como son… De hecho, hay que decirlo, todas son iguales: 9×5 con un logo de un tamaño aburrido y proporcional y un montón de datos que pensamos le servirán a nuestro cliente (irónicamente sólo suelen usar UN teléfono y si acaso el e-mail).
Para ejemplo de una buena tarjeta tenemos ésta de Clark&Kent. Aunque usted no lo crea, así se llama esta pequeña agencia de publicidad, que además convierte una debilidad en ventaja al asegurar que su agencia está efectivamente en una caseta telefónica. Obviamente, la tarjeta también guarda esta forma… ¿Y qué datos incluyen? Sólo la web, el mail y el twitter. ¡A esto me refiero!