La frontera entre el plagio y la casualidad en el diseño gráfico suele ser muy sutil. Cuántas veces hemos visto campañas, anuncios, logotipos muy similares y sin embargo le concedemos el beneficio de la duda sobre la originalidad.
En muchas ocasiones, diseños que parecen plagios no lo son. Se trata simplemente de caminos mentales ordinariamente transitados por individuos que se dedican a lo mismo y terminan manejando una idea similar.
Al final, recordemos: No se puede patentar una idea como tal, de modo que si sólo podemos registrar gráficos, los plagios se darán, a veces de forma sutil y otras, en modos muy escandalosos.
Tal es el caso de la nueva fragrancia de Britney Spears «Believe», cuya casa de perfumes, Elizabeth Arden, pagó por un diseño que no parece un plagio, sino que ¡lo es de una forma descarada y estrepitosa!
El logo original de Believe pertenece a Mondonation, un movimiento que incentiva los sueños y la donación a distintas causas sociales. La idea gráfica detrás del diseño es una oda a la creatividad; a la simple palabra se le cambió de color la letra «i», por lo que el diseño se interpreta como «I believe».
El diseño para el perfume de Britney no sólo grita robo en su forma y color, sino en la delatora presencia del nombre de su «creadora» metido por la fuerza en la composición tipográfica. Creo que las palabras sobran; juzguen por ustedes mismos.
Lo peor del caso es que la «marca» de Mondonation es de corte social y el perfume de Britney es completamente comercial, lo que, además de la imagen negativa del plagio, puede ocasionar problemas en la actitud de la gente no sólo para con la marca y el producto, sino también son la celebridad… ¿más?
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