Vamos… no podemos negar que a todos nos ha sucedido… En alguna ocasión, nos hemos preguntado qué tan responsable es el sector financiero, no solo en nuestro país sino en el mundo.
Y es que la gran mayoría de nosotros hemos tenido, en ciertas ocasiones, pequeñas fricciones con alguna institución financiera, sin importar si se trata de un banco, una casa de cambio, una aseguradora. Se trata de un fenómeno común.
Las historias más repetidas son cobros excesivos en tarjetas de crédito con su usual desconocimiento por parte del usuario de cuánto siquiera está pagando en ese instrumento crediticio; los abusos de casas de cambio en el aeropuerto en donde aprovechándose de la urgencia de los viajantes, los tipos de cambio son realmente ominosos; y claro, no podían faltar aquellos seguros que nos prometieron responder por nuestro auto o nuestra salud en cualquier situación… salvo en todas las mencionadas en las letras chiquitas que nunca leemos y son en las que coincidentemente todos caemos. Lo dicho, es cosa común.
Lo que no es común es ver la otra cara de la moneda, encontrarnos alguna institución que sorprenda por hacerlo realmente bien, por dar la cara ante sus usuarios, por tratar de ser lo más transparente con ellos y por explicarles punto por punto en qué consiste la relación que ambas partes sostienen.
Por más de seis años me he dedicado de lleno a la responsabilidad corporativa y la he trabajado desde la trinchera del marketing digital; razón por la cual, visito infinidad de páginas de todos los giros. Hoy, en mi búsqueda de información para un artículo sobre responsabilidad social en el sector financiero global, me sorprendió gratamente hallar una página colombiana, perteneciente a la inversión en Colpatria Multibanca, según veo, del grupo Scotiabank. A simple vista es un sitio como cualquier otro del sector bancario, sin embargo, navegándolo un poco más, comencé a encontrar opciones interesantes en su menú.
Por supuesto que me topé con la pestaña de «Responsabilidad Social» donde habla de su programa «Iluminando el Mañana», la visión filantrópica mundial de la organización; de la misma forma, llegué a una denominada «Protocolo Verde», que hablaba de varias acciones en temas de sustentabilidad (cosa poco frecuente en un banco y que personalmente me encantó); sin embargo, lo que más me atrajo fueron dos páginas:
La primera, es una pestaña en su zona inferior denominada «programa de educación financiera» al que dando click, nos conduce a un micrositio donde es posible hallar un minicurso de lo que se debe saber en esta materia (que creo se nos debería inculcar desde la educación básica).
La segunda, fue la denominada «Transparencia con nuestros clientes», que a manera de un FAQ responde a las preguntas que todos los usuarios de un banco queremos saber pero casi ninguno nos contesta. Cuestionantes como ¿Cómo debo usar mi tarjeta de crédito? ¿Cuál es la tasa de interés que se está aplicando a mis compras? ¿Cómo puedo domiciliar servicios? ¿Cómo puedo unificar mis deudas? En fin, una cantidad enorme de información respondiendo a dudas que la gran mayoría tenemos y para las cuales no es sencillo hallar respuestas.
De modo que hice un paréntesis en mi investigación para escribir este post y confesar tal cual sucedió, que el día de hoy me topé por accidente con esta página, sin embargo, me dio gusto ver que, al contrario de lo que expresé al iniciar este artículo, no todo son fricciones con el sector financiero. Hay veces en que algunas instituciones trabajan con una responsabilidad corporativa no de letra muerta, sino práctica, tratando de hacer las cosas bien… Y es cuando nos preguntamos los consumidores ¿Por qué no existirán más empresas así?
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