Nadie nos pudo preparar para lo que ocurrió este año. La pandemia disparó el uso de internet en 2020 de una forma brutal. Ante la imposibilidad de salir de casa con normalidad, la transformación digital irrumpió en aspectos laborales, de comercio, educación y de entretenimiento. Los datos muestran que se dispararon las contrataciones de servicios de streaming como Amazon Prime, Netflix o Disney+, así como el número de visitas a videojuegos como Call Of Duty o Fortnite e incluso a servicios de entretenimiento para adultos como el casino en línea móvil , conciertos o los estrenos de películas que ante la ausencia de cines, han optado por plataformas como HBO Max, tal es el caso de Wonder Woman 1984.
Y es que, queramoslo o no, internet es el lugar donde muchos jóvenes se han visto obligados a pasar el tiempo interactúando y terminando de construir su identidad, aunque hay que decirlo, con todos los peligros también que entraña hacerlo en un universo tan vasto. Fake news, robo de información, riesgos de privacidad, adicción a las redes sociales, son términos que escuchamos con frecuencia.
De hecho, el documental de Netflix “El Dilema de las redes sociales”, encabezó los rankings durante el tercer trimestre de 2020, con 38 millones de vistas.
Cuando uno mira el documental se da cuenta de que mucha de la publicidad que se anuncia en redes, ya sea Instagram, Facebook o, incluso, Tik Tok, va encaminada a conquistar a esta generación de nativos digitales acostumbrados a la inmediatez y a la compra online… y, en muchos casos, como la única manera posible de comprar.
El rol de los influencers
En este campo de la publicidad, se ha hecho cada vez más fuerte la figura del influencer, tanto que muchos jóvenes quieren trabajar de ello y se preguntan a diario cómo ser influencers.
Influencer ¿nace o se hace?
En una entrevista que se hizo en El Hormiguero, programa de Antena 3 Televisión, a la influencer María Pombo, contaba cómo, detrás de su Instagram, había un equipo de más de 15 personas.
Esto significa que el influencer no nace, se hace, sin embargo hay que pensar que esto no siempre es un paraíso, ya que se está expuesto continuamente a la audiencia que no siempre es positiva.
La figura del influencer es la versión 2.0 del antiguo embajador de marca, uno de los elementos de marketing fundamental que llevaban a cabo las grandes marcas desde hace años con acciones mucho más puntuales y, a veces, con cláusulas de exclusividad.
De embajador de marca a influencer
Actualmente, sin embargo, este embajador de marca cuenta con un grado de popularidad menor ante el público en general, porque para bien o para mal, los influencers se miden con el número de seguidores que tienen en sus redes sociales y que son vistos por las marcas como el público ante quienes pueden dirigir su campaña.
Estudiando bien el perfil del influencer y el engagement que tiene, las marcas se aseguran de que el público objetivo al que se dirigen está contenido entre los seguidores de la persona que han elegido.
¿Por qué funcionan?
Por ejemplo, Patry Jordan, una de las YouTubers más influyentes en el mundo del deporte, dio a conocer la línea de deporte de la marca Oysho. ¿La marca consiguió llegar a su target? Seguramente sí.
La efectividad de este tipo de campañas es muy alta, aún en la pandemia, como ya se señalaba en el estudio que publicamos sobre la efectividad de los influencers.
Marcas de ropa, restaurantes, joyas, apuestas en línea, coches, alimentación saludable… todo vale en el mundo de los influencers si demuestran que son capaces de generar una determinada acción, lanzar a una marca o ponerla de moda.
¿Son solo los adolescentes quienes se dejan influenciar? La verdad es que son las personas más permeables por ser nativos digitales y porque se hallan en un momento de absorber comportamientos y asimilarlos, pero sorprende que cada vez son más los adultos que se escogen como destinatarios de las estrategias con influencers; ¿por qué? simple, cuentan con un poder adquisitivo mayor y esto les interesa mucho a las marcas.