La cadena radiodifusora W Radio había logrado en el último lustro, un brillante posicionamiento como estación hablada.
Un puñado de frescos periodistas con mucho talento, como Carlos Loret de Mola, Javier Solórzano, Carmen Aristegui, Ezra Shabot, Francisco Javier González, Javier Poza y Martha Debayle, más una colección de productos creativos y mucha calidad en sus contenidos, lograron hacer de la W una casa auditiva de reflexión, crítica, entretenimiento y pluralidad.
Sin embargo, igual que el imperio romano, en la cúspide de su gloria, iniciaron los conflictos de interés, las pugnas y las transformaciones que en muy poco tiempo lograron tirar por la borda un producto mediático de lo más exitoso.
Entre muchos sismos internos, un cambio de directiva originó que se pusiera sobre la mesa la modificación de contratos de dos de sus conductores estrella: Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola, quienes poseían facultades para dirigir su área de noticias, designar jefe de información, planear coberturas especiales y aprobar la contratación de reporteros, entre otras cosas.
Loret de Mola fue el primero en inconformarse y abandonó el barco en octubre. A ello siguió la cancelación absurda de la tercera emisión del noticiero Hoy por Hoy, que conducía el analista Ezra Shabot, apoyado por Adrián Trejo y Salvador García. Al hacerlo se le aumentó el horario a un programa que se había convertido en un fenómeno radiofónico, el Weso; pero poco les duró el gusto, ya que en otra decisión aberrante, dos de los integrantes principales de éste, fueron recortados. Apenas hace un par de días, la periodista Carmen Aristegui se despidió del aire, después de seis años de transmitir su noticiero; «Diferencias con la empresa» fue la razón.
Es más que obvio que hubo un cambio de línea y por tanto, la desbandada de anunciantes no se hará esperar y la cancelación demuchas pautas se avecina para la W. Sí, es Televisa, cierto. Sí, su poder es enorme, es verdad. Sin embargo, aún así, la pregunta seguirá en el aire ¿Por qué tirar en unos cuantos meses, lo que les tardó años edificar?
Mercadológicamente es un sinsentido, una incoherencia y una lástima para la comunicación en México. Una vez más, la W ha quedado desmembrada y herida de muerte, por lo que tristemente su proyecto tendrá que buscar otra génesis creativa y hacer uso de su fénix inmortal.