Hace días dando una conferencia sobre responsabilidad social empresarial (RSE), explicaba que aquellas empresas que quieren ser socialmente responsables por obtener reputación están cometiendo un error. La RSE otorga muchos beneficios pero la reputación es tan solo uno indirecto. La reputación corporativa es el reconocimiento que de una compañía hacen sus grupos de interés, a partir del grado de cumplimiento de ésta para con ellos (clientes, empleados, accionistas y comunidad en general) de modo que las vías para obtenerla, si bien se cruzan con la RSE, abarcan otras acciones, muchas de ellas de marketing y generadoras de engagement. Para muestra la última ejecución de Coca-Cola Filipinas, una de las acciones más inteligentes que haya visto para generar vínculo de marca.
Coca-Cola está haciendo de la felicidad, una ventaja competitiva (véase tan sólo el Instituto de la Felicidad). En este marco, montándose estratégicamente en ello, desarrolló una ejecución brutal de marketing experiencial.
Hay más de 11 millones de filipinos que trabajan en países fuera de su natal nación; muchos llevan separados años de sus seres queridos a fin de garantizarles ‘una vida mejor’. Aprovechando esto, Coca-Cola decidió llevar a cabo The OFW Project, consistente en reunir a algunos de estos filipinos en el extranjero con sus familias durante las vacaciones; el video es desgarrador pero inmensamente emotivo, una apuesta total al marketing emocional, a la viralidad de las redes sociales, al engagement y a la expectación ya que los espectadores se quedan con hambre de más, como lo dice el copy final, «¿Dónde golpeará la felicidad próxima campaña?»
Nadie como Coca-Cola para manejar campañas emocionales. [tti link=» Twittea esta frase»]Nadie como Coca-Cola para manejar campañas emocionales[/tti]