Indudablemente la mejor publicidad es aquella donde el usuario puede «utilizar» el producto. ¿O creen que el jamón que les regalan en el supermercado es por pura bondad de la empresa?
En este caso, 3M a las pruebas se remite con su vidrio de alta seguridad, colocándolo en paradas de autobús y baños públicos, resguardando dinero real detrás de él.
Y claro, como es de esperarse, nunca falta el incauto que se atreve a degustar el producto, como este sutil ciudadano que pretende con burdas patadas, abrirse paso a través del cristal blindado. Qué bella es la ingenuidad.
¡Publicidad sensacionalmente pragmática!